Hemos visto Celebrity Bake Off España

Como somos muy de sacrificarnos por vosotros/as (ver post de Cooking with Paris), esta vez hemos visto Celebrity Bake Off España y vamos a hacer una crítica constructiva, ¡porque siempre se puede aprender algo!
- ¿Qué es el “Bake Off” este?
- ¿Podemos aprender algo?
- Repostería: no es lo mismo que la cocina diaria
- Sin spoilers
- Vamos al lío
- “No, si yo no sé cocinar”
- Entender conceptos
- Los ingredientes y la receta, siempre a mano
- Usa los utensilios correctos
- El termómetro no sirve para remover
- Con extra de caspa y grasilla facial
- Ingredientes voladores
- Ingredientes voladores 2: el regreso
- Se le van las vitaminas
- La alarma de incendios
- Pirograbado culinario
- Hulk cuqui
- Pesimismo para empezar
- “O se hace bien o no se hace”
- A veces las cosas no tienen arreglo
- Y a veces sí
- La importancia de la limpieza
- Fallos garrafales por no prestar atención
- Las cosas que pesan se van al fondo
- Quería hacer una crema catalana y le salió una tortilla
- No seas cagaprisas
- Chupar la canela también es una experiencia
- Glaseado ≠ Bukkake
- “No me recuerda a mi infancia porque fue horrible”
- Lo que sobre, se guarda
¿Qué es el “Bake Off” este?
Pues es un programa de TV británico (The Great British Bake Off) adaptado a España, porque aquí nos gusta mucho adaptar programas extranjeros, y con celebrities en lugar de “gente corriente” concursando. Los/as concursantes tienen que cocinar todo cosas de pastelería y repostería que son juzgados por profesionales. Al contrario que en Master Chof y todos esos programas, en lugar de reproches, insultos y desprecios, se trata de críticas constructivas. Eso es lo que más nos influyó para verlo.
¿Podemos aprender algo?
Sí, lo hemos comentado antes. Hay muchas cosas que, si te fijas bien, tú también las haces (tanto para bien como para mal). Nosotros hemos puesto el ojo crítico para señalar problemas y soluciones que hemos visto a lo largo del programa. Lo más interesante es que, conforme avanzan los capítulos, muchos fallos van desapareciendo, lo que significa que con la práctica se va mejorando. Qué cosas, ¿eh?
Repostería: no es lo mismo que la cocina diaria
Antes de empezar queremos recordar que no es lo mismo la repostería que la cocina diaria “de comer”: los guisotes, los potajes, las ensaladas, etc. En repostería necesitamos más precisión en las cantidades de los ingredientes, en su manejo, etc., así que es normal que al principio nos salgan las cosas reguleras tirando a mal.
Mientras que para un plato de, digamos, garbanzos con espinacas, nos da lo mismo añadir más o menos garbanzos o dejarlo un ratito más cociendo, en el caso de bollos, bizcochos, pasteles, etc., pasarnos o no llegar con los ingredientes puede dar resultados totalmente diferentes: bizcochos duros o hechos un bloque, cremas líquidas en lugar de cremosas, cosas quemadas, masas duras como piedras… Así que cuando vayas a hacer algún tipo de receta de este tipo, sigue las instrucciones al pie de la letra y no cambies nada salvo que sepas lo que estás haciendo.
Sin spoilers
Vamos a tratar de explicar las cosas sin hacerte spoilers, por si no lo has visto. Vale que no es una serie ni nada de eso, pero igual no es plan de revelarte quién gana o a quién van eliminando.
En caso de que sea imposible, pondremos esa información en una caja de spoilers como esta:
No verás los spoilers, pero el artículo tiene alguna que otra palabrota, avisado/a quedas.
Vamos al lío
El Celebrity Bake Off España lo presentan Paula Vázquez y Brays Efe, especialista en gastronomía mediterránea como ya nos demostró en Paquita Salas.
Como jueces, Frédéric Bau y Clara Pérez Villalón, que son gente que sí sabe de esto.
Y como concursantes… bueno, un popurrí de personajes populares como Chenoa, James Rhodes, Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, condesa de Bornos y Grande de España o Esty Quesada, aka “Soy una pringada”, que es la protagonista de la portada de este artículo.
Supongo que no hace falta que expliquemos que esto es un programa de entretenimiento, que no es “la realidad” ni un curso de cocina, y que los participantes cuentan con un porrón de espacio y absolutamente todos los ingredientes y herramientas que necesitan, así que no te compares, que igual te frustras. Lo sabías, ¿no?
“No, si yo no sé cocinar”
Venga, que se te ve el plumero. Claro que sabes, pero te bañas en falsa modestia.

– Esperanza, tú no eres mucho de cocinar, ¿no?
– No, yo no sé nada.
– Eres de la nobleza.
Se ve claramente que sí que tiene experiencia por cómo maneja los utensilios y los ingredientes, y porque cierra la puerta del horno con la pierna, una técnica que solo conocemos los/as más expertos/as.
También comenta que “antes” se untaban los moldes con mantequilla y ahora les han dado un spray. Vaya, para no saber nada sabes pringarte las manos.
Entender conceptos
Si vas a hacer un plato de otro país o cultura y no tienes ni idea, lo suyo es investigar un poquito: cómo lo describen, cuándo se come (si es para alguna festividad), el contexto en el que se come, o incluso ver algún vídeo de la preparación.
Si te la pela todo, pues nada, presentas a un concurso de repostería español unas torrijas con crema inglesa infusionada con bolsitas de té y te quedas tan ancho, como James Rhodes.

Si tu carta de presentación es infusionar leche con bolsas de té en una bandeja y unas torrijas, ¿qué puede salir mal?
Los ingredientes y la receta, siempre a mano
Sobre todo si es la primera vez que la haces. A los concursantes se las dan plastificaditas y todo, porque un papel en una cocina es como una diana: todo lo que salpique o caiga, irá al papel.
Haz lo mismo, mételo en una funda, cuélgalo de un mueble con celo o pinzas, etc., pero tenlo a mano, que luego igual se te olvida alguna cosa.
Usa los utensilios correctos
Si una receta te pide, por ejemplo, 100 gramos de azúcar, es mejor pesarlo en una balanza que usar una jarra medidora graduada, que va a ser más a ojo que otra cosa. La jarra no sabe lo molido que está tu azúcar o la densidad que tiene, así que te dará un valor aproximado, y en cosas delicadas como ciertas masas, unos gramos más o menos de azúcar pueden influir mucho.

Si tienes que coger cosas muy delicadas y finas como pétalos de flores o pan de oro, usa unas pinzas. Las manazas sudadas y grasientas no son el mejor utensilio.
El termómetro no sirve para remover
Si tienes que controlar la temperatura de algo, los termómetros de cocina tienen una varilla larga para llegar bien a cualquier punto. Puedes tomar mediciones en varios puntos. Por ejemplo si es un cazo con un líquido que tienes al fuego, no lo aprietes contra el fondo, mira las temperaturas en varios puntos del líquido pero sin llegar al fondo. Y no lo uses para remover ni para batir.
Con extra de caspa y grasilla facial
No te eches el trapo al hombro, por dior. Te lo cuelgas del delantal, de algún ganchito en la encimera o lo dejas encima, pero no lo dejes en sitios en los que pueda mezclarse con cosas que no queremos. Por ejemplo en el fregadero o cerca, en el suelo (es fácil que se te caiga si te lo pones en el hombro), sobre objetos que tengas que usar, en la cabeza, etc.
A veces es mejor usar dos trapos: uno solo para que te limpies las manos y otro para la encimera e ingredientes. Que es fácil esparcir bacterias y movidas.
Ingredientes voladores
Si pones ingredientes secos en un bol y metes la batidora a todo trapo, salen volando. Empieza con una velocidad más baja y con tapa si puede ser. Otras veces es mejor mezclar primero con un cucharón o a mano.
Si hay mucha cantidad de cosas en polvo, como harina, encima hay riesgo de explosión. Es muy cachondo esto de la cocina.
Ingredientes voladores 2: el regreso
Las especias y frutos secos, si las intentas machacar así por las buenas, igual salen volando.
Pica los frutos secos con un cuchillo grande (que es más fácil que con un cuchillo de mesa) y las especias con un molinillo.
Se le van las vitaminas
Si tienes que mirar cómo va algo que tengas al horno, hazlo a través de la puerta, que suelen ser de vidrio. También suelen tener una luz interna. Si por lo que sea tienes que abrir el horno para verlo bien, que sea muy rápido, que se sale el calor y se te enfría el horno, luego las cosas no crecen, no salen bien, y “no sabemos por qué”.
La alarma de incendios
“No quiero dar mal rollo pero huele a quemado“
La frase que nunca querrías oír cuando estás cocinando. Si hay alguien más en casa, no necesitas alarma de incendios. Alguien lo olerá (y no serás tú).
Cuando tengas algo al fuego, no te distraigas. Ponte alarmas en el móvil. Revisa de vez en cuando.
Pirograbado culinario
Cuidado al usar sopletes de cocina: puedes quemar la mesa o la encimera. Igual no sale ardiendo, pero la marca de quemado no se va.
Hulk cuqui
“Pesa un montón esto” – Adriana Torrebejano vertiendo masa desde un bol grande de vidrio.
A veces lo más bonito no es lo más práctico. Ese bol enorme de vidrio para mezclar cosas está muy bien, pero estará fabricado con materiales más densos y con paredes más gruesas para aguantar frío, calor, golpes y arañazos. Un bol mezclador de 29 cm de diámetro puede pesar tranquilamente 2 kg. A eso súmale la masa. Ahora cógelo solo por un lado con una mano para verter la masa en un molde. Pesa, ¿eh?
La solución está en elegir boles más pequeños o de materiales resistentes y no reactivos más ligeros, como acero inoxidable o plástico resistente. Estos boles te durarán un porrón y si se caen no se rompen.
Pesimismo para empezar
“Me va a salir todo mal” – Pablo Rivero animándose a sí mismo.
Con esa actitud es posible que te salga todo mal porque no vas a prestar la misma atención, “total, me va a salir mal”. No se trata de pensar “me va a salir todo bien”, si no en concentrarse en la tarea. Y claro, si te sale mal luego dirás “¿ves? me sale mal”. Profecía autocumplida. Y te refuerzas en la idea de que mejor no intentarlo. ¿Qué ganas con ello? Nada.
“O se hace bien o no se hace”
Una de las frases más estúpidas inútiles que se pueden decir. Si aplicásemos esto a nuestra vida diaria no sabríamos ni escribir ni limpiarnos el culo. Pues eso.
A veces las cosas no tienen arreglo
“Si se te estropea una preparación no la puedes arreglar, tienes que tirarla y empezar desde el principio” – Clara Pérez Villalón.
Esto es así la gran mayoría de las veces en repostería, y lo tienes que tener asumido. Ciertos procesos cambian el estado de los ingredientes y no se puede volver atrás ni “arreglarlo” sin cargarnos la receta y la preparación. En esos casos hay que volver a empezar de nuevo. Para aprender a cocinar tienes que tener claro que ni siempre sale todo bien a la primera ni siempre sale todo comestible, hay que repetir muchas veces y no frustrarse, si no prestar atención y aprender de los errores. Como casi todo en esta vida.
Y a veces sí
¿Alguna vez has hecho una bechamel y te han quedado grumos? ¿Qué haces entonces? Meter la batidora y listo. Pues esto mismo se puede hacer con otras salsas y cremas, como la crema inglesa, crema pastelera, de limón, etc. No te cortes, el grumo con la batidora esfumo #RefránSinReceta
También se puede arreglar, por ejemplo, un bizcocho que se nos haya roto al manipularlo: lo unes con crema o relleno y listo. Después lo embadurnas decoras bien y nadie notará la diferencia.
La importancia de la limpieza
En más de un capítulo se alaba la limpieza de la mesa de Chenoa. Es normal ponerlo todo perdido cuando cocinamos (especialmente repostería) y que la encimera parezca un campo de batalla, pero si aprovechamos las pequeñas pausas que podamos hacer para recoger y limpiar un poco, todo nos saldrá mejor, tanto por poder tener una buena organización como porque no se nos van a manchar las preparaciones con lo que tengamos por ahí tirado. Y da menos pereza que tener que limpiarlo todo al final (y ten en cuenta que hay cosas que cuanto más reposen más difícil es limpiarlas).
Fallos garrafales por no prestar atención
Si se te olvida poner el impulsor/gasificante/levadura de repostería en un bizcocho, olvídate. Será un bloque. Por eso es importante leer primero las recetas y dejar las cosas a mano (mise en place).
Y no, no es buena idea sacar el bizcocho del horno y echarle el impulsor.
Eso sí, en el caso de Pablo Rivero, al no secarse del todo la masa en el horno, podría pasar como un Christmas pudding inglés. A veces los fallos dan lugar a otras cosas sin quererlo.
Las cosas que pesan se van al fondo
Es lo que aprendió Esperanza Aguirre cuando echó caramelos de violetas a su masa de bizcocho. Los caramelos son pesados y densos, y durante el tiempo que pasan en el horno van cayendo hacia el fondo del molde. Tuvo suerte de que no se churrascase toda la base.
Cuando añadimos cosas así, tropezoncillos en la masa, se suelen recubrir con harina para facilitar que se adhieran a la masa y no se muevan mucho. Cuando son cosas muy secas, como los caramelos, se pueden mojar primero con un poco de agua.
Quería hacer una crema catalana y le salió una tortilla
Es lo que pasa cuando cocinamos cosas a temperatura demasiado alta: se hacen rápido por fuera, se quedan crudas por dentro.

No seas cagaprisas
Como has visto, las prisas no son buenas. Cada cosa a su tiempo. Si hay que hacerlo a fuego lento, pues a fuego lento. Y si tienes que poner nata o crema encima de una masa, que se enfríe primero. Si no lo dejas enfriar tu crema se va a convertir en salsa churretosa, así que además de no ganar tiempo, te quedará mal.
Chupar la canela también es una experiencia
Comer cosas mola, pero nos gustan más cuando lo hacemos de determinadas formas. Por ejemplo hay quien prefiere el pan en lonchitas finas y quien prefiere arrancar trozos grandes de la barra. Las alcachofas están muy buenas, pero también mola chupar las que quedan duras en guisos y cosas así, por el saborcito.
Pues con los dulces pasa igual. Si haces un arroz con leche o similar, deja en la preparación la canela y las pieles de limón. Cuando te las encuentres, chúpalas y déjalas. ¿A que mola?
Por cierto, la gracia de los paparajotes es esa: te comes el rebozado saboreando la hoja, pero no te comes la hoja.
Glaseado ≠ Bukkake
Seguro que tu primer glaseado consiste en mezclar azúcar glacé con un poquito de agua y echarlo por encima de tu bizcocho (o lo que sea). Vierte solo lo necesario, aunque te sobre y te dé penita, porque no hay nada más horroroso que un dulce chorreando líquido viscoso blanco translúcido. Ahí lo dejo.
Para arreglarlo puedes hacer como la concursanta: tamizar azúcar glacé por encima. Eso sí, va a quedar tan azucarado que hasta tus muelas se van a quejar.
“No me recuerda a mi infancia porque fue horrible”
A veces nos ponemos intensitos/as con el tema “algo que te recuerde a tu infancia“: igual la tuya fue la hostia leche, pero para otras personas igual no. Si lo que queremos decir es “que te recuerde momentos felices/alegres”, pues mejor digamos eso y que cada uno/a se transporte a donde esté más cómodo/a.
Lo que sobre, se guarda
A ver, no todo se puede guardar porque se hace mierda deteriora o la textura cambia demasiado, pero las masas, sean de galleta, sablé, quebrada, etc., se pueden envolver en film y guardar en la nevera para hacer otras cosas en otro momento.
La nata montada también (siempre en un recipiente tapado), y se puede congelar para consumirla como helado.
Las cremas pasteleras, con film por encima en contacto con la crema, porque así no les sale costra o capa reseca por encima.
Pues hale, aunque podríamos decir aún unas cuantas docenas de cosas más, estas son las que hemos visto más obvias y representativas.
¿Has visto el programa? ¿Qué te ha parecido?