Algas espagueti de mar

Hay cientos de algas comestibles, cada una con sus peculiaridades, y hoy tocaba hablar de las algas “espagueti de mar”, que son como tallarines verdes. Espaguetis que son tallarines que son algas. Empezamos bien.
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¿Qué son?
Son algas pardas que crecen en el Atlántico, Mar del Norte y Mar Báltico, más o menos de Portugal a las islas Feroe. Su nombre científico es Himanthalia elongata, pero en confianza la llamamos espagueti de mar, correa, correola, thongweed, sea thong o sea spaghetti. Es gracioso porque “thong” también es “tanga” en inglés, así que siempre puedes decir que has comprado tangas de mar.

En Irlanda llevan usándolas desde hace siglos, como alimento y como fertilizante para los cultivos. Actualmente tiene más usos aún, como en cosmética por ejemplo.
¿Qué tiene que me interese?
Pues texturita chula, que dicen que se parece a la sepia y al calamar, sabor “a mar” suavecillo… y bueno, eso, no hay ningún alimento concreto que sea totalmente imprescindible pero comemos mucha variedad porque mola ir cambiando.
En cuanto al valor nutricional de estas algas, no hemos encontrado tanta información como de otras más usadas como las kombu y las wakame, pero sí os podemos decir que:
- Son super altas en yodo, como casi todas las algas, por eso no deben ser de consumo frecuente (según The Cornish Seaweed Company, 11.100µg, que es un 7400% más de la dosis diaria recomendada).
- Son muy altas en sodio, también como casi todas las algas, pero si las dejamos en remojo, escurrimos y lavamos, quitamos buena parte de la sal.
- Contiene buenas cantidades de calcio, hierro, vitamina C, potasio, magnesio y fósforo.
- No tiene B12, ni esta ni ninguna. En serio. Las algas no tienen B12.
¿Dónde encuentro eso?
Pues nosotros las hemos comprado en un Aldi, pero no es una cosa que suelan tener siempre. Donde sí suele haber es en herbolarios, tiendas veganas, tiendas especializadas y tiendas online. En España las producen y venden Porto Muiños, Algas de Galicia (Algamar), Mar de Ardora, Fresco y del Mar, Suralgas, y habrá más pero esto no es una guía de compras, busca en Google y te sale de todo, también empresas europeas que venden sus algas por aquí, como Biocoop.
Las suelen vender deshidratadas, pero en algunos sitios también en conserva. Lo normal es deshidratadas, que además tiene la ventaja de que salen más baratas y te duran un porrón si las guardas en un recipiente cerrado. No necesitan frío ni nada.
¿Y ahora qué hago con ellas?
Pues lo primero, abrir el paquete y echarle un vistazo.
Unos vienen con las algas en trozos grandes y otros más pequeñas. Cuanto más largos sean los “espaguetis”, mejor (porque se aprecia mejor la textura y se pueden coger mejor con el tenedor).
Son así:

Curioso, ¿verdad? parece té seco, o paja oscura, o algo así. Verás que huele fuertecillo “a mar”.
Si quieres hacer una sal con algas, solo tienes que molerlas en un molinillo y mezclar con la sal. Recuerda que ya contienen mucho sodio. Para reducirlo, tendrás que lavarlas bien y deshidratarlas de nuevo antes de molerlas.
Para comerlas, mejor las rehidratamos.
Hidrátalas
Como están deshidratadas, secas, vamos a hidratarlas. Para ello solo necesitas agua. Fría o caliente, como quieras. Fría tarda unos 20 minutos y caliente entre 5 y 10.
Coge un puñadito pequeño y échalo en un bol con bien de agua. Ya está, solo hay que esperar.

Cuando se hidratan crecen un montón, así que con una pizquita tienes para una ración o dos. Vamos, es una o dos raciones porque esto no son legumbres, no vas a comerte un platazo todo de algas, úsalas solo como complemento.
Al hidratarlas buena parte de la sal se queda en el agua. Así que ya solo tienes que escurrirlas para usarlas. Para que no te queden caldosas, escúrrelas con un colador.
Prueba un par de trocitos. ¿A que mola la textura? Si te parecen aún saladas, puedes lavarlas bajo el grifo (solo con agua, sí) y escurrir muy bien.
Y ya está, ya lo tienes:

Las puedes mezclar con lo que quieras o incluso servirlas como tapita. Quedan genial con un poco de limón. También las puedes hacer como las cochayuyo, que fijo que te gusta.
¿Se cocinan?
Pues si quieres, sí. Las puedes dorar unos minutos a la sartén o saltearlas, con una pizca de aceite. Puedes usarlas para hacer croquetas y empanadas, arroces en general (sobre todo paellas y risottos), platos de pasta, sopas (como el ramen) y lo que se te ocurra.
Lo bueno es que estas algas no son blanditas y finas como las wakame o las dulse, si no más bien tersas, enteras, no se deshacen, más como las algas percebe y las cochayuyo, así que puedes hacerles casi de todo. Eso sí, si las asas al horno lo que va a pasar es que se van a deshidratar de nuevo. Vale, obvio, pero no está de más recordarlo.
¿Qué hago con lo que sobra?
Pues todo lo que esté seco, a un envase que cierre bien, para que no cojan humedad y conserven su sabor.
Si has echado una burrada de algas al agua y ahora tienes media playa en tu cocina, no pasa nada. Puedes refrigerarlas (en un tupper o recipiente cerrado) y te durarán unos 4 días.
Para congelarlas, escúrrelas bien, sécalas con papel de cocina y mételas en una bolsa de congelación o un recipiente para congelar, lo más estiradas y separadas que puedas. Si puedes envasarlas al vacío, mejor. Te durarán bien 3-4 meses.
Después, para descongelarlas, déjalas en la nevera unas horas o descongélalas con el microondas. También vale echarlas a un bol de agua caliente (hirviendo vale también, sí).
Si es para salteados y cosas así, échalas directamente, que se irán descongelando en muy pocos minutos.
Algunas ideas
Además de lo que te hemos comentado, te vamos a dar algunas ideas de recetas por si no lo tienes claro.
Hazlas como las cochayuyo:

Más recetas e ideas:




(La tercera receta de Ottolenghi es la de espagueti de mar)
